1. Dios ha querido el Opus Dei para fomentar en el mundo la conciencia de la llamada universal a la santidad, proporcionando -a todos los fieles que lo deseen- formación cristiana y ayuda espiritual para llevar a cabo este ideal, tan lógico entre los católicos. Para que se cumpliese esta finalidad, la Iglesia ha creado la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei, compuesta por sacerdotes y laicos, que cooperan orgánicamente, cada uno según su propio modo, en la realización de este fin, bajo la guía pastoral del Prelado.
¿Cuál es la naturaleza del Opus Dei? ¿Cuál es su fin? ¿Por qué se puede decir que tiene un espíritu sobrenatural? ¿Cuáles son las actividades del Opus Dei? ¿Qué es lo que hace amable a la Obra? En estas páginas daremos unos elementos de respuesta. San Josemaría ha proclamado la llamada universal a la santidad y al apostolado (cf. Mt 5, 48; 28,19).
1. La familia es una comunidad en la que sus miembros están unidos por el amor. La unidad de los miembros de una familia –y, con más motivo si son hijos de Dios por el Bautismo– manifiesta la unidad de Dios, su Creador: “La familia cristiana es una comunión de personas, reflejo e imagen de la comunión del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo”1.
Cuentan que en una ocasión, san Josemaría Escrivá de Balaguer, después de recordar este texto de la carta a los Efesios (1, 4): “Elegit nos ante mundi constitutionem ut essemus sancti et immaculati in conspectu eius”, lo tradujo -por Él mismo nos escogió antes de la creación del mundo, para ser santos y sin mancha en su presencia- y enseguida gritó con aquella voz clara y fuerte que le caracterizaba: “Y no hay más [1]”.
1. La devoción, en general, es un acto de la virtud de la religión. Se trata, junto con la oración, de uno de los actos interiores de esta virtud[1]. La devoción es un acto de la voluntad por el que el hombre se ofrece a Dios, se entrega prontamente a su servicio. Entre los actos exteriores de la virtud de la religión se encuentra, por ejemplo, todo lo relativo al culto[2].
Después de rezar, Jesucristo eligió a sus apóstoles (cfr. Lc 6, 12-16), y se puede decir que les fue formando poco a poco para su misión. “Jesús comenzó a hacer y enseñar”, explica san Lucas en los Hechos, les dio “instrucciones por el Espíritu Santo” y, después de su Pasión, siguió enseñándoles durante cuarenta días “de lo referente al Reino de Dios” (Hch 1, 1-3), dándoles muchas pruebas de su pasión y de su resurrección (cfr. ibidem), hecho histórico que es el fundamento de nuestra fe (cfr. 1Co 15,14).
1. La naturalidad es una virtud que brilla especialmente en los primeros cristianos. Ciudadanos corrientes antes de conocer el Evangelio, continuaban siéndolo al abrazar la fe. La luz de Cristo que había prendido en sus corazones les llevaba a santificar sus actividades, no a abandonarlas ni a cambiarlas. “No dejamos de frecuentar el foro –escribe Tertuliano a finales del siglo II–, el mercado, los baños, las tiendas, las oficinas, las hosterías y ferias; no dejamos de relacionarnos, de convivir con vosotros en este mundo.

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Las Preces del Opus Dei:comentario histórico-teológico
JUAN REGO BÁRCENA
La aventura de los primeros supernumerarios del Opus Dei
En este episodio el investigador Luis Cano comenta algunas anotaciones y cartas escritas por san Josemaría Escrivá sobre la vocación a la Obra de los supernumerarios, es decir, personas sin compromiso de celibato (casadas o no) llamadas a vivir el espíritu del Opus Dei en medio del mundo. Además traza algunas pinceladas sobre la historia de la vocación de los primeros supernumerarios.
La corrección fraterna es una advertencia que el cristiano dirige a su prójimo para ayudarle en el camino de la santidad. Es un instrumento de progreso espiritual que contribuye al conocimiento de los defectos personales –con frecuencia inadvertidos por las propias limitaciones o enmascarados por el amor propio ; y en muchas ocasiones, es también condición previa para enfrentarse a esos defectos con la ayuda de Dios y mejorar, por tanto, en la vida cristiana.
La Vivificación Cristiana de las Instituciones Educativas
Transcripción de la clase magistral sobre la identidad cristiana de la universidad, con Monseñor Fernando Ocáriz en la Universidad de los Andes, el 26 de julio de 2024.
Introducción
1. Con ocasión de algunas canonizaciones, el Magisterio de la Iglesia ha enseñado que la santidad no requiere llevar a cabo acciones extraordinarias sino que “consiste propiamente sólo en la conformidad con el querer de Dios, expresada en un continuo y exacto cumplimiento de los deberes del propio estado”1
“La gracia siempre tiene prioridad”, recordó el profesor Karl-Heinz Menke, profesor emérito de dogmática y propedéutica teológica en la Facultad de teología católica de la Universidad de Bonn. Recogemos a continuación la homilía que pronunció en Colonia en la conmemoración litúrgica de san Josemaría.
Estas páginas abocetan la intrahistoria de la Biblioteca Virtual Josemaría Escrivá de Balaguer y Opus Dei. Esta plataforma virtual creada y desarrollada por el Centro de Documentación y Estudios Josemaría Escrivá (CEDEJ) informa y divulga trabajos principalmente académicos sobre el Opus Dei, su fundador y sucesores, miembros e iniciativas apostólicas que han impulsado a lo largo del tiempo.
El texto adopta un punto de vista en primera persona, es decir, cómo un joven se entiende a sí mismo en la obra de San Rafael. Por su brevedad, no pretende resumir todos los rasgos que definen esta actividad apostólica.
“Como todos los fieles, los laicos están encargados por Dios del apostolado en virtud del bautismo y de la confirmación y por eso tienen la obligación y gozan del derecho, individualmente o agrupados en asociaciones, de trabajar para que el mensaje divino de salvación sea conocido y recibido por todos los hombres y en toda la tierra”[1].
Desde la fundación, Josemaría Escrivá de Balaguer buscó personas que le ayudaran en la dirección del Opus Dei y en el despliegue de su carisma. A lo largo de los años cuarenta organizó estructuras de gobierno centrales, regionales y locales. Al mismo tiempo, estableció dos tipos de asambleas: los congresos generales, que estudiaban la marcha de la Obra y planteaban nuevos planes de expansión; y las semanas de trabajo regionales, que examinaban las experiencias formativas y apostólicas de las circunscripciones.
El espíritu del Opus Dei, presente en la Iglesia por voluntad divina para fomentar la búsqueda de la santidad en medio del mundo y llevar a cabo un apostolado amplio y constante, tiene cuatro aspectos fundamentales, estrechamente unidos entre sí: la unidad de vida, la santificación del trabajo, la filiación divina y la piedad doctrinal.
1. Unidad de vida
«Venid y lo veréis» (Jn 1, 39). De esta manera responde Jesús a dos discípulos de Juan el Bautista que le preguntaban dónde vivía. Estas palabras anuncian una llamada divina, la de estar con Cristo y compartir su vida. En el plano meramente humano, manifiestan una verdad que todos hemos experimentado: el bien, por su propia naturaleza, es difusivo. Cuanto mayor es ese bien, más poderosa es su fuerza expansiva. Jesús invita a esa comunidad de vida con él, tan atrayente.
1. Todos los fieles participan de la misión de la Iglesia en virtud del bautismo, con el que se han configurado con Cristo. Para administrar los medios de salvación –la palabra revelada y los sacramentos– y gobernar el Pueblo de Dios, Jesucristo ha instituido una Jerarquía, otorgando a los Apóstoles, con Pedro como cabeza, y a sus sucesores (el Romano Pontífice y los demás Obispos) la potestad de enseñar, santificar y gobernar la Iglesia.
El concepto de vocación es de extraordinaria riqueza. Basta con mencionar aquí uno de los relatos más antiguos de una vocación, la de Gedeón (cf. Jc 6,11-24). Dios elige una persona que nunca había pensado en esa posibilidad. Gedeón estaba trabajando con normalidad en un lagar, desgranando el trigo. Allí Dios le llama: la iniciativa es divina. Se subraya la presencia de Dios: “El Señor está contigo” (Jc 6,12). La presencia de Dios está acompañada con su palabra, que hace notar su cercanía e invita a una misión, la de servir el pueblo.
En 1932, durante un retiro espiritual, San Josemaría tuvo la inspiración divina de invocar por primera vez a los patronos de los diferentes campos apostólicos que componen el Opus Dei: los Arcángeles San Miguel, San Gabriel y San Rafael; y los Apóstoles San Pedro, San Pablo y San Juan.
Ya en los tiempos apostólicos, san Pablo llamaba a Timoteo “verdadero hijo en la fe” (Tm 1,2), y escribía que Timoteo le acompañaba “como un hijo con su padre” (Flp 2,22). Entonces, ¿cómo entender aquellas palabras de Jesucristo, unos años antes: “No llaméis padre vuestro a nadie en la tierra” (Mt 23,9)?
1. Piedad de niños y doctrina de teólogos
La formación espiritual, la formación apostólica y la formación profesional necesitan el fundamento de la formación doctrinal-religiosa. Es necesario conocer a fondo la doctrina cristiana para la vida espiritual, para el apostolado y para santificar las realidades de este mundo, según el espíritu del Opus Dei.