Un joven de la obra de San Rafael en la vida y enseñanzas de san Josemaría

Autor
José Luis González Gullón
Publicación
Collationes.org - Abril 2023

El texto adopta un punto de vista en primera persona, es decir, cómo un joven se entiende a sí mismo en la obra de San Rafael. Por su brevedad, no pretende resumir todos los rasgos que definen esta actividad apostólica.

 

 

1. Es un joven que siente la llamada y vive la realidad de un trato personal con Jesús. Porque se sabe hijo amado, desarrolla por sí mismo una relación íntima con Cristo y, en Él, con la Trinidad. Quiere ser un hombre de oración, «vivir en presencia de Dios en medio de los quehaceres ordinarios de cada día»[1].

2. Comprende las palabras que san Josemaría dijo en la primera clase de san Rafael, cuando comentó que esa reunión tenía como finalidad el fomento de la vida interior. Esta es la selección que ha hecho: ha elegido el espíritu del Opus Dei como modo de lucha por la santidad, que se manifiesta en tres grandes ámbitos.

A) Ve el trabajo —para casi todos los chicos de san Rafael es el estudio— como un medio de crecimiento humano, a través de la ilusión y el prestigio profesionales, y como servicio a los demás. Comprende que puede unir las horas de clase y las de estudio al Sacrificio del Señor en la santa Misa y esta realidad le hace muy feliz.

Los de San Rafael advierten la grandeza de su tarea profesional y comprenden «la obligación grave que tienen de estudiar o de trabajar, y de santificarse en el cumplimiento de este fundamental deber»[2].

B) La búsqueda del conocimiento y amor a Jesucristo le lleva a emprender un camino cristiano: hace un rato de oración mental, crece su fe y amor a la Eucaristía —en particular con la asistencia frecuente a la santa Misa— y reza a la Virgen. En la dirección espiritual encuentra nuevos campos de trato con Dios y en los círculos halla ideas y propuestas concretas de vida cristiana. Como piensa que este camino requiere constancia, se compromete a asistir a los medios de formación.

Entiende que la formación contribuye a que los jóvenes «se sientan removidos por un ideal: que busquen a Cristo, que encuentren a Cristo, que traten a Cristo, que sigan a Cristo, que amen a Cristo, que permanezcan con Cristo»[3].

C) Disfruta de la amistad con sus compañeros y conocidos. Se siente llamado por Dios a comunicar la alegría de Jesucristo, presente en él. Y se sabe enviado para ofrecer su corazón misericordioso a través de acciones concretas, en particular con las catequesis y las visitas a personas necesitadas[4]. Realiza obras de caridad porque ve «de una manera práctica a Jesucristo en el pobre, en el enfermo, en el desvalido, en el que padece la soledad, en el que sufre, en el niño»[5].

3) Reconoce a la Obra como familia; piensa que «el ambiente de familia es un elemento esencial», en el que participa contento[6]. Lo ha descubierto porque la amistad con una persona del Opus Dei, conocida suya, ha dado paso a la amistad con más chicos que participan en las actividades de un centro. Y colabora con gusto en esos encuentros, desde la organización de una visita a los pobres hasta recoger la mesa después de una cena.

Las relaciones de fraternidad se han ampliado «con el afecto, con la simpatía y por la frecuencia con que acude esa persona a la casa del Opus Dei, a la que comenzó a ir y se le enseñó que debía considerar como propia, como casa suya; todo esto, claro está, se une después a una amistad con los que conoce y trata en aquel hogar nuestro»[7].

A esta unión de la amistad con la fraternidad se añade un tercer elemento: reza porque le gustaría acercar a sus amigos a Dios a través al calor de familia de la Obra. Desea que algunas sean felices en los medios de formación y en las actividades organizadas por el Opus Dei, como le pasa a él. Le atrae la pregunta del círculo: «¿Procuro actualmente la amistad de algún compañero que pueda venir a participar de nuestra formación?». Al mismo tiempo, vive abierto a la amistad con personas que no entienden la formación cristiana o que la reciben en otros lugares.

Agradece las palabras de san Josemaría cuando dice que los de San Rafael «aprenden a vivir una característica muy peculiar del espíritu de la Obra: comprender a todos, disculpar, convivir. Este espíritu de verdadera caridad cristiana les ayuda a tener —entre sí y con todos los demás— detalles prácticos de fraternidad: y prende en ellos el deseo eficaz de hacer apostolado con sus amigos y compañeros»[8].

4) Busca el discernimiento de su llamada cristiana en la dirección espiritual con personas del Opus Dei. En la mayoría de los casos, seguirá en la obra de San Gabriel como supernumerario o cooperador. En otros, encontrará la vocación al celibato como agregado o numerario. Y, algunas veces, verá su llamada a otra institución de la Iglesia.

Tiene presentes estas perspectivas vocacionales porque, en primer lugar, las suscita el Espíritu Santo en su alma; luego, las medita en la oración; y, después, las comenta en el acompañamiento espiritual para escuchar la voz de la Iglesia.

Así lo manifiesta cuando invoca a san Rafael, que condujo a Tobías a un matrimonio santo, y a san Juan, que entregó su corazón célibe a Jesucristo: «¡Cómo te reías, noblemente, cuando te aconsejé que pusieras tus años mozos bajo la protección de San Rafael!: para que te lleve a un matrimonio santo, como al joven Tobías, con una mujer buena y guapa y rica —te dije, bromista. Y luego, ¡qué pensativo te quedaste!, cuando seguí aconsejándote que te pusieras también bajo el patrocinio de aquel apóstol adolescente, Juan: por si el Señor te pedía más»[9].

 

 

[1] Carta n. 7, 5a.

[2] Carta n. 7, 4a.

[3] Carta n. 7, 12a.

[4] En la visita a una persona necesitada «trata de llevar un pequeño regalo extraordinario que conforte a un pobre, a un enfermo que está solo; hacer que pase un rato agradable, prestarle quizá algún pequeño servicio» (Carta n. 7, 41d).

[5] Carta n. 7, 42c.

[6] Carta n. 5, 27b. «Que sepan y que vivan que todo lo que hay en la casa es de ellos: y que, por tanto, realmente están en su casa» (Instrucción para la obra de San Rafael, n. 228).

[7] Carta n. 7, 18d.

[8] Carta n. 7, 5a.

[9] Camino, n. 360.