La autenticidad nunca ha sido un ideal pacífico. Desde los tiempos del romanticismo, se discute si ser fiel a sí mismo significa entregarse a una espontaneidad desbordante, o si ese imperativo tiene que ver más bien con la forja paciente del carácter. En el contexto actual, muy sesgado hacia el sentimentalismo, parece que triunfa la primera versión. ¿Cómo equilibrar las cosas? Aceprensa
De vita christiana
Juan Meseguer
Aceprensa