“Encarnar el Evangelio es una aventura por la que vale la pena gastar la propia vida”, destaca José Luis González Gullón, uno de los autores del primer libro histórico de la prelatura. Vida Nueva
En apenas un mes ha llegado a su segunda edición la ‘Historia del Opus Dei’ publicada por los profesores José Luis González Gullón y John F. Coverdale, especialista en la Guerra Civil española. Vinculados al Instituto Histórico San Josemaría Escrivá, el primero es también profesor de historia en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz de Roma y ha relatado los primeros años de la institución en diferentes monografías.
PREGUNTA.- ¿A quién va dirigida esta completa historia del Opus Dei que ya ha llegado a su segunda edición?
RESPUESTA.- Cuando iniciamos la investigación pensamos en dos grupos de lectores. Por un lado, en nuestros colegas universitarios —en particular, aquellos que investigan sobre la historia religiosa— y en las personas interesadas en la vida de la Iglesia durante los últimos cien años. Pienso que encontrarán una respuesta a muchos de sus interrogantes sobre la acción de los fieles del Opus Dei en la vida civil y eclesial. Por otro lado, narramos a los miembros de la Obra la historia de la institución a la que pertenecen, con el deseo de que conozcan mejor sus orígenes y el desarrollo que ha experimentado a lo largo del tiempo, con sus altos y bajos, dinamismos y dificultades. En este sentido, nos da alegría saber que hay gente joven que la está leyendo porque quieren conocer qué pasó en los años de la fundación (1928-1975). La ven como una realidad lejana desde el punto de vista temporal pero cercana en la misión de irradiar un mensaje cristiano.
Método histórico
P.- En el libro hay anécdotas, se explica minuciosamente el funcionamiento de la prelatura, la organización o la relación con quienes dejan la Obra. ¿Cuál es el balance que el libro ofrece al lector que llega al libro con información superficial sobre el Opus Dei?
R.- Me parece que se va a encontrar con una aproximación panorámica, una historia general desde los inicios hasta nuestros días. A la vez, verá que nuestras afirmaciones están basadas en miles de documentos y centenares de entrevistas y que empleamos el rigor propio del método histórico. En este sentido, hemos evitado las afirmaciones hagiográficas o acusatorias que no se apoyan en pruebas documentales. Sin duda, aparecen tanto las controversias sobre el Opus Dei como el reconocimiento de la santidad de [alguno de] sus miembros o las aprobaciones que recibió de la Santa Sede, pero siempre con citas de material archivístico, en su mayor parte sacado del Archivo General de la Prelatura del Opus Dei (Roma).
P.- Acercándonos al centenario, ¿ha llegado el momento en el que la Obra está madura para pasar del afrontar con serenidad su historia más allá de los años de san Josemaría Escrivá de Balaguer?
R.- 1975 marcó un antes y un después en el Opus Dei. La muerte de Escrivá de Balaguer cerró la etapa fundacional. Investigar sobre las décadas anteriores a este año nos resultó más sencillo porque contamos con abundante bibliografía de historia política, social y religiosa, y también con un buen número de estudios parciales sobre la Obra. En cambio, la investigación sobre los últimos cincuenta años fue más compleja por la cercanía de los hechos y porque algunos temas continúan vivos. Para este periodo seguimos el método que emplea la historia reciente. Por ejemplo, fueron muy útiles las más de doscientas entrevistas que hicimos a miembros y cooperadores del Opus Dei.
La expansión de la Obra
P.- En los últimos años parece haber un esfuerzo por ofrecer de forma sistemática algunos estudios sobre algunos momentos clave de la fundación del Opus Dei como muestra la colección que Rialp ha dedicado a recoger los ensayos sobre la Academia DYA o los años de la Guerra Civil y la postguerra. ¿A qué responde este esfuerzo investigador?
R.- Con motivo de la canonización del fundador del Opus Dei, en el año 2002, el entonces prelado de la Obra, mons. Javier Echevarría, creó el Instituto Histórico San Josemaría Escrivá. Formamos parte de esta institución doce personas, unas a tiempo completo y otras parcial. Nuestras publicaciones son de tres tipos: la edición crítica de los escritos del fundador, la revista Studia et Documenta, y las monografías sobre la historia y los protagonistas de la historia del Opus Dei. Con este trabajo damos a conocer el modo en que hombres y mujeres han encarnado el mensaje cristiano de la Obra y lo han difundido en ambientes sociales y espacios geográficos muy diversos.
P.- Con usted, firma el libro el historiador estadounidenses John F. Coverdale. ¿Qué aporta cada cual a este volumen?
R.- La aportación del historiador John F. Coverdale ha sido decisiva. A su prestigio como especialista en la Guerra Civil española se unía su amplia trayectoria de trabajo en varias universidades estadounidenses. Decidimos dividirnos el trabajo. Yo redacté los años fundacionales (1928-1975) y los de mons. Javier Echevarría al frente de la Obra (1994-2016); Coverdale compuso los del beato Álvaro del Portillo (1975-1994). Los dos firmamos todo el libro porque cada uno revisó con detalle el texto del otro y lo tradujo a su respectivo idioma materno. Como procedemos de escuelas distintas, nos parece que nuestras diferencias a la hora de plantear algunos problemas metodológicos enriquecen la investigación.
¿Ejercicio de transparencia?
P.- El libro puede parecer una historia oficial de la prelatura, sin embargo no elude polémicas vividas en la opinión pública. ¿Cómo ayuda a la historia este ejemplo de transparencia?
R.- La idea de escribir una monografía surgió de modo imprevisto. En el año 2016, la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma) me encomendó un curso sobre la vida del fundador del Opus Dei en la licenciatura de historia de la Iglesia. En cuanto inicié la preparación de las clases, comprobé que no había ninguna historia académica de la institución fundada por san Josemaría Escrivá de Balaguer. Entonces, invité a unirse al proyecto al profesor Coverdale. A partir de entonces, vinieron cinco años de intensa investigación y de contactos, hasta que publicamos el libro. Asumimos la responsabilidad de los juicios y reflexiones que hacemos. Hasta el momento, las críticas son, en general, positivas, aunque también han llegado algunos comentarios, sea de personas de la Obra o no, que han manifestado reservas. Nos parecen bien, pues, al no ser una historia autorizada o de encargo, nuestra única preocupación fue escribir una historia —la de Coverdale y mía— que recogiera todo lo importante que le ha sucedido a esta institución en sus primeros cien años de vida. Desde el principio consideramos que el libro tendría éxito en el ámbito académico si usábamos un método histórico riguroso.
P.- Visto el pasado, ¿qué futuro asoma por el horizonte? ¿qué aporta el cambio generacional al Opus Dei?
R.- Como ocurre en la sociedad civil y en la Iglesia, el Opus Dei se encuentra inmerso en un mundo en rápida transformación. Algunos analistas nos dicen que estamos situados entre el final de un periodo histórico y el alumbramiento de otro nuevo. La era digital y la comunicación durante la pandemia de coronavirus han acelerado este proceso. La Iglesia necesita hombres y mujeres con alta capacidad de emprendimiento y flexibilidad, con una conciencia profunda de relación con Dios y que manifiesten a Dios a los demás. En este sentido, me llena de esperanza ver a jóvenes que se acercan al Opus Dei y que asumen, como una misión personal, el desafío de ser cristianos coherentes. De acuerdo con las enseñanzas de san Josemaría, entienden que encarnar el Evangelio y difundirlo a través del trabajo y de las demás circunstancias de la vida común es una aventura por la que vale la pena gastar la propia vida.