"Ay de ti, Corazín; ay de ti Betsaida…” (Mt 11:21).
Con estas palabras duras, condena Jesús la dureza de corazón y la falta de fe de dos ciudades en las que desarrolló la primera fase de su ministerio público. Al volver a Galilea con sus discípulos después de ser bautizado, Jesús escoge Cafarnaúm, una pequeña aldea de la ribera norte del Lago de Genesaret, como base de su predicación
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